¿En qué beneficia un perro una sesión de terapia? | Gestalt Asistida con Perros - Madrid

¿En qué beneficia un perro una sesión de terapia?

El cliente se favorece por un lado del poder del vínculo amoroso que facilita la presencia de un perro en sesión, y por otro de lo sanador de poner en juego la relación terapéutica. Para el terapeuta lo beneficioso reside en que el cliente opone un mínimo de resistencias.

Preste atención a su propio comportamiento. Créame, su perro lo hace.

Patricia B. McConnell

El perro es una herramienta para el terapeuta, que el cliente interpreta como inofensiva y en la que además se apoya, bajando las barreras defensivas y dejando aflorar el inconsciente con menos resistencias. El perro facilita la apertura del cliente durante la sesión y supone un elemento atractivo que le ayuda a llegar hasta allí. Una vez allí, junto al perro, no podrá escapar a un momento temporal distinto al Aquí y al Ahora y a lo que allí ocurra.

La relación que establece la persona con el perro pone en evidencia toda la serie de mecanismos de defensa que son los mismos que utiliza en su relación con el mundo. Las proyecciones, los introyectos, su historia de vida, quedan reflejados en su forma de contactar y, permite ser observado por el terapeuta desde la posición privilegiada del observador. El cliente no va a poner en duda ni se va a mostrar tan reactivo ante lo que le muestra el perro y sí lo hará ante lo que le diga el terapeuta. El lazo transferencial y contratransferencial en la relación de esta triada es constante y, es obligación del terapeuta limpiar lo más posible sus propias aportaciones y, de la misma manera, disminuir lo más posible las variables que puedan afectar al animal para no distorsionar la información que ofrece durante la sesión.

Es así por tanto, donde la espontaneidad del perro emerge en la sala, generando una vivencia única al cliente según el lugar en el que se encuentre. Esta experiencia el cliente la vivirá interpretando lo que ocurre o viviendo lo que en realidad está pasando, siempre con la ternura y el apoyo que el perro le ofrece. Es por ello que el terapeuta debe incorporar la parte más confrontativa, haciendo de altavoz de lo que q está ocurriendo y relacionándolo con la posición que el cliente ocupa en el mundo.

Es un espejo emocional, que en ciertas situaciones transmite como estamos y en otras aquello que necesitamos:

Los animales son como espejos, a partir de ahí podemos empezar a autoconocernos, a desenmascararnos. Si sabemos escucharlo, el animal con el que interactuemos nos va a decir cómo estamos. Nos lo dice sin juzgarnos. Son una herramienta fabulosa mientras no hayan perdido su instinto, mientras no lo hayan anulado con el miedo, convertido en una maquina.

Isabel Salama, presidenta de AETANA

No es necesario a veces ni contactar con el perro, para que emerja de la persona eso en lo que está, solo su presencia o tan solo su evocación. El perro nos pone en evidencia nuestras trampas cognitivas, esas a las que estamos acostumbrados. Ellos no entienden las palabras, entienden el lenguaje corporal, emocional y energético. Nos obliga a hacer uso de otros recursos y sobre todo a intentar ser cada vez más conscientes de nuestro propio cuerpo.

Una técnica apoyada en lo que surge de forma autentica, en la relación terapéutica y en un vínculo basado en el amor.

El objetivo de la terapia es crear el apoyo necesario para permitir que reorganicemos y re-encaucemos nuestra energía.

Fritz Perls, 1994